Esta mañana a este hormiga le ha despertado un rayo resplandeciente que entraba por la ventana del hormiguero y daba con fuerza en una de sus pupilas. Como la iluminación que sufrió San Agustín de Hipona y entrando en pleno éxtasis místico, haciéndole competencia a la misma Santa Teresa de Jesús, este hormiga despertó y se elevó sobre las sábanas de su lecho. Empujado por la curiosidad, por el aburrimiento y por la impaciencia me apresuré hacia la ventana interactiva y libre de mi pensamiento y voz. Encendí el ordenador y busqué rápidamente uno de los blog palmeños, al que por su poca delicadeza ni siquiera voy a nombrar en el mio, y leí los últimos comentarios. Estando yo sumergido en mi tarea, sonó mi teléfono en varias ocasiones y, resistiéndome a abandonar mi lugar de entretenimiento lo dejé gritar y gritar. Pero no había pasado dos minutos cuando alguien aporreaba mi puerta de una forma brutal y con urgencia.
- ¿qué pasa Luis? ¿De quién huyes?- pregunté al angustioso Luis que llegaba con las palabras ahogadas en las prisas.
- Hormiga, me levanté temprano para leer el diario en la web y no pude resistir la tentación de leer los comentarios del blog ese de cuyo nombre no quiero acordarme- dijo Luis que hablaba intercambiando sílabas con inspiraciones profundas.
- ¿y?, ¿qué?; ¡dime!; Luis, ¡dime! - preguntaba e imperaba yo a Luis mientras lo zamarreaba por los hombros.
- Hormiga, ha vuelto - dijo Luis con lágrimas en los ojos.
Y, fue en ese momento, cuando empecé a encadenar hechos y argumentos. ¡No puede ser!. Cerré la puerta en las narices de Luis y subir las escaleras dando zancadas de tres en tres escalones. Allí estaba, la llegada de Luis me había impedido verlo, leerlo, con mis propios ojos. Irradiando luz, la pantalla del ordenador, abría la incógnita e iluminaba la verdad revelada y divina:
Hace días, en un blog de noticias amarillas, se ocultaba tras mantos de lana, la intensión de más de uno de bajar sueldos políticos. Aunque el título de cierta entrada parece que nos informa sobre un hecho determinado, a mitad de la entrada nos cambia la piruleta o, más bien, nos hace la pirueta. Dar a un alcalde 1574 euros mensuales no es solo un reclamo de este bloguero sino que es una realidad. O sea, que una alcalde o una alcaldesa cobra más o menos lo que puede cobrar un funcionario sin tener un puesto fijo. ¿Mucho? ¿Poco? cada cuál que opine. Bajo mi punto de vista no me parece un sueldo digno para una persona que su jornada laboral es más de lo estipulado, trabajando hasta fines de semana. Esté quien esté gobernando, me parece bajo. Pero, el miedo, el asombro, el tiriteo de piernas de mi amigo Luis no se debe a las palabras directas de este pajarraco, sino más bien a las intensiones ocultas en esas palabras y, a lo que éstas, conllevan.
¿Qué quería decir Luis con "ha vuelto"? ¡Pues la respuesta está clara! Solo basta con leer el comentario aparecido en el blog innombrable el día 7 de Junio bajo anónimo (aunque será posible leerlo si este plumifero no borra el comentario como viene haciendo últimamente si es descubierto o si el comentario no es de su total agrado). Nos da las gracias y pide más sueldo para el que, la que, esté en la alcaldía. Como decía Hobbes, ya que ahora se llevan las frases en la madre de nuestra lengua, "homo, homini lupus". Quizás, alguno ha hecho algún contratillo bajo mesa y aquí no nos enteremos de nada en absoluto hasta el mismísimo día 11 de Junio. Pero, si es cierto lo que este pensador decía, el estado naturaleza es amenazante y, los que hoy se dan la mano, el voto, mañana se den bocados en las yugulares. Mi pregunta es ¿quien será el Leviatán? o mejor dicho ¿la Leviatana? ¿o tendremos un gobiernos de cuatro añitos repartidos entre Leviatanes y Leviatanas? Si opino, prefiero que sea ¡el elegido por el pueblo y no el/la elegid@ por los representantes del pueblo! para que no haya Leviatanes en el sentido duro y serio del término.
1 comentario:
Ya era hora de que despertaras, ha sido un largo sueño, creia que un pacto te habia dejado K,O, me alegro de que solo haya sido una parada en el camino, un abrazo hormiga
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